| Cómo hacen falta buenas protagonistasArsenia Mata 21 Ago. 10 TV Docta Una protagonista auténtica es esa que se deja ver tal cual es. O mejor dicho: la verdadera actriz, en una demostración de profesionalismo y entrega a un personaje hace lo que sea para convencer. Rebecca Jones está rescatando esa escuela casi olvidada en Televisa, en donde imperan los postizos (de cuerpo, cabello y pestañas), maquillaje a granel y extensiones o pelucas ostentosas que no hacen más que disfrazar el poco, o nulo, talento de algunas que se esconden tras toda esa parafernalia. La Jones no. En " Para Volver a Amar " interpreta a Antonia, una mujer afligida, llena de realismo, pues lo mismo la vemos recién levantada, despeinada y con escaso maquillaje, que con una peluca maltrecha, por el cáncer que padece, y con labios pintados "a la carrera". Su regreso a Televisa es algo de lo que más agradecemos los que valoramos las actuaciones fuertes. Ella, junto con Nailea Norvind, demuestra que el talento nunca se pierde. La rubia también es otra que refleja la infelicidad de su personaje en el gesto de amargura que se carga día y noche. Aun y cuando esboza una sonrisa, luce maltratada por la vida (y es que así ha sufrido) y sabemos por qué razón Valeria (Norvind) vive ensimismada, retraída y sintiéndose poca cosa ante la imposición machista de Braulio (Alejandro Camacho). Si todas las heroínas fueran como ellas. Y no nos referimos a su perfil, pues entendemos que cada melodrama delinea uno para cada actriz, pero nos referimos al profesionalismo de dejarse ver poco agraciadas en pantalla. Finalmente, lo que menos apreciamos en Jones y Norvind es su belleza física, pero ¡ah, cómo nos enamoran con el temperamento que irradian y la fuerza escénica que se ve reflejada en cada capítulo de este melodrama que ya se está volviendo imprescindible! Es curioso que mientras ellas dan frescura, otras que intentan proyectar amargura y odio hacia los hombres (sí, nos referimos a Lucero en Soy tu Dueña), ya nos resultan "pan con lo mismo".
Cuando pensamos que Valentina cambiaría un poco, por la serenata que le llevó a José Miguel (Fernando Colunga)... ¡zas!... Ivana (Gaby Spanic) le "aguó" el numerito, y volvió su expresión dura y actitud inmisericorde.
Ya necesita un cambio urgeeenteee de actitud.
Su mirada, la forma en que aprieta los labios y su manera de hablar pausadamente ya aburren y una cosa es que el personaje odie a los que se burlaron de ella, pero otra que agarre parejo con las personas a las que de verdad le tienen cariño.
Como que esta pose de Lucero ya nos fastidió. Ésa es la verdad, como que el director de escena no impone su estilo (si es que lo tiene) y deja que la heroína se salga con la suya.
Por eso, y con todo y sus sobreactuaciones, disfrutamos más de Spanic, con todo y esa voz que a veces parece de ultratumba y ese intento continuo por brindar un remarcado acento neutro, aunque en ocasiones le salga lo venezolano.
Pero si a las grandes de los melodramas les sale lo exagerado en muchas ocasiones (sí, también lo decimos por Jacqueline Andere), los fallos de la Spanic son completamente "comprensibles".
Es increíble cómo un melodrama no pasa de moda.
De la pluma de Cuauhtémoc Blanco, Televisa transmite por tercera ocasión en televisión abierta El Manantial.
Lo sorprendente es que, aunque ya sabemos lo que pasará en el siguiente episodio, seguimos sorprendiéndonos como si fuera la primera vez que lo vemos.
Esto no pasa con cualquier telenovela y es que esta producción de Carla Estrada, que además ahora tiene una duración de dos horas y media de lunes a viernes, nos tiene atrapados como la primera vez.
Definitivamente Adela Noriega y Mauricio Islas forman una de las mejores parejas de los últimos 10 años.
Hacen toda una creación romántica-tradicional. Sus promesas de amor, cuando llora uno por el otro y la manera en la que se profesan admiración, resulta atrayente.
Y qué decir de las poses de Daniela Romo, las maldades de Alejandro Tommasi y el antagonismo de Karyme Lozano, sin contar las estupendas creaciones de Manuel Ojeda, Olivia Bucio, Sylvia Pasquel, Raymundo Capetillo y Patricia Navidad.
Todos están excelentes.
Es uno de los mejores ejemplos del melodrama tradicional plagado de secretos que se revelan poco a poco, intrigas, ambiciones y un romance que sobrepasa a cualquier pareja al estilo de Romeo y Julieta... y que, de paso, nos tiene de nuevo mordiéndonos las uñas.
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